Te voy a contar un pequeño secreto.

De entre todas las personas, las que más me gustan son las que, como tú,  tienen un recorrido de vida.

No tiene que ver con la edad, sino con las experiencias vividas.

Me gustan las personas que han conocido la ilusión y también el desencanto.

Las que han sentido lealtad, pero han llegado a conocer el sabor de la traición.

Las que han apostado por un amor y las que han cosechado abandono.

Las que han querido, y también las que no han sido queridas.

Las que han sufrido, y especialmente las que no se han rendido.

Las que han visto caer el futuro y se han puesto a reconstruirlo.

No lo puedo evitar. Me parecen personas completas.

Y además, estoy totalmente convencido de que de esas experiencias nace la auténtica libertad.

C.G.Jung, el gran psiquiatra suizo y uno de mis héroes intelectuales, dijo una vez que nos pasamos la primera parte de nuestra vida subiendo una escalera e intentando tener éxito y llegar a lo más alto.

En cierto momento de nuestra vida, nos damos cuenta de que hemos apoyado la escalera en la pared equivocada. Habíamos hecho lo que se esperaba de nosotros.

La mayoría de las personas decide dejar las cosas como están, para luego preguntarse, a los años, por qué tienen la sensación de vacío, de no haber hecho lo que tenían que hacer.

A quienes deciden apoyar la escalera en el lugar que deben, aunque tengan que volver a empezar, les llama “los dos veces nacidos”.

Y de entre todas las personas que han tenido un recorrido de vida, sin que importe la edad, éstas son las personas que más me gustan, tal vez porque despiertan mi admiración.

Y tú: ¿Dónde vas a colocar tu escalera?