Sí, ya sé que suena muy raro que un psicólogo hable de almas y corazones.

Pero si lo piensas bien, ¿por qué no?

Al final, solo son palabras.

Tal vez sea que no entendemos lo que son las palabras.

Porque además de servir para hablar, pueden cumplir muchas funciones.

Y una de las más importantes es que son el recipiente donde se guarda la sabiduría de los que vivieron antes que nosotros.

Hasta un punto que no somos capaces de imaginar.

Por ejemplo, la palabra “corazón” viene del latín, de la raíz “cor”.

Y de ahí vienen muchas palabras.

Cuando alguien tiene emociones valientes, tiene cor-aje.

Cuando has perdido la ilusión y la esperanza, te has des-cor-azonado.

Y cuando piensas en algo, vuelves a vivir las emociones que viviste, es decir, es volver a pasar por el corazón. O dicho de otra forma, re-cor-dar.

 

Ya vemos que las emociones no eran cosa de broma para nuestros antepasados.

¿Pero qué pasa con el Alma?

Para ellos el Alma se decía “Anima”, y tenía mucho que ver con el aliento y la energía de vida.

Había que dedicarle tiempo y cultivarla.

Porque si la perdías, te des-animabas.

Pero si la cultivabas y tenías energía, eras una persona animosa.

Cuando tenías poca energía y valor, te convertías en puil-ánime , es decir, una persona con el alma pequeña.

Pero si cultivabas el alma y la mantenías grande y fuerte, te convertía es una persona magn-ánima.

 

No pienses que la influencia de las palabras es cosa del pasado: por ponerte un ejemplo, te diré que cuando coges unos dibujos y les infundes alma, estás haciendo “animación”.

Pero no es del origen de las palabras de lo que quería hablarte en este artículo.

Lo que quería que viéramos era el mensaje que nos llega a través del tiempo.

Y este mensaje es que si cultivas tus emociones, serás una persona fuerte y valiente.

Y que si practicas la respiración, la energía de vida y todo lo necesario para desarrollarla, serás una persona abierta, vital, alegre y con ganas de vivir.

Y no lo digo yo.

Lo dicen quienes nos precedieron, con siglos y siglos de experiencia y sabiduría.

 

Como siempre: ¡Gracias,antepasados!