No te puedes imaginar la cantidad de veces que un/a psicólogo/a escucha ésta frase a lo largo de su vida profesional.
Da igual quién la pronuncie.
Tal vez sea una persona que ha vivido creyendo que es menos que los demás.
O alguien que conoce de primera mano lo que es sufrir malos tratos durante décadas.
A menudo lo dicen personas que han sufrido adicciones.
O quienes padecen algún trastorno mental.
Y lo dicen como si hubiera fechas establecidas para sentirse bien o para sentirse mal.
Por suerte, la vida tiene la costumbre de funcionar a su manera, no como nosotros creemos que funciona.
Y eso es buena noticia.
Porque nunca es demasiado tarde.
Da igual que te hayas pasado muchos años con depresión.
O que la herida por la pérdida de ese ser querido tarde en cerrarse.
Mientras sigues con vida, es señal de que puedes mejorar y ser cada vez más feliz.
Y éste no es un mensaje positivista ingenuo.
Cuando alguien dice que “es demasiado tarde”, se le suele contestar: “¿Y cómo quieres vivir a partir de ahora?”
No, tu tiempo de sufrimiento no es tiempo perdido.
Por algún motivo que sólo tú puedes comprender, el tiempo que has estado sufriendo es exactamente el tiempo que te ha hecho falta para llegar al límite, para darte cuenta de que hay que tomar medidas, para saber que no vas a permitir que el resto de tu vida siga siendo así.
Y es en ese preciso momento cuando das ese pequeño paso, ese paso que es tan necesario para el cambio: pasas de la tristeza a la rabia.
Te enfadas con la situación, con tu vida, con los demás, …
Brota esa rabia que tanto miedo te da.
Y descubres que la puedes controlar y utilizar para crear cambios.
Ya llegará el momento en que esa rabia se convierta en serenidad y alegría.
Y al final, cuando vas avanzando (porque la vida es un proceso que no tiene fin), descubres que la risa de una persona de sesenta años vale tanto o más que la de una de veinte.
Descubres que cada instante de bienestar y alegría es precioso en sí mismo.
Y tomas la decisión de no volver a dejar que ninguna tontería te vuelva a amargar la vida.
Sí, después de mucho tiempo de pasarlo mal, siempre hay puertas que se abren.
Porque nunca es demasiado tarde.
creo que la filosofía estoica puede ayudar en estos casos, leer a Epicteto, por ejemplo y a través de esa lectura, realizar un análisis de la situación, el principal amigo y el principal enemigo están en nuestro interior.