Sí, lo sé.

Hay momentos en que la vida duele.

Hay días en que ya no tienes ganas de seguir adelante.

Y además, sabes que nadie te comprende, porque el dolor interno no se puede explicar.

Es entonces cuando tu vida te parece una catástrofe.

Y piensas en todas las cosas que has hecho mal, las oportunidades que has perdido y el tiempo que no volverá.

Eso mismo que sientes tú lo han sentido millones y millones de personas en algún momento de su vida.

Pero no esperes que te lance los típicos mensajes para animarte que, en el fondo, sabes que ahora mismo no te sirven de nada.

Permíteme más bien que te explique qué es lo que te está pasando.

En cuanto lo comprendas, verás tu situación de otra forma.

Como ya he repetido varias veces en esta página (y no me cansaré de hacerlo), lo que piensas depende sobre todo de lo que sientes.

Sí, ya sé que en todas partes nos hablan de la importancia del control del pensamiento.

Pero el motor que mueve tu día a día son tus emociones.

Una sola emoción dominante atrae todos los pensamientos, recuerdos e imaginaciones que estén en su mismo nivel.

Una persona con una tristeza de esas que cuesta sacarse del cuerpo, solamente recordará lo malo, lo triste, lo peor del pasado, lo más oscuro del presente y lo más temible del futuro.

Y lo mismo pasa con todo el abanico de emociones: la ira, la alegría, la ternura, …

Tal vez no nos estén haciendo ningún favor quienes nos invitan a que vivamos únicamente en las emociones positivas.

Si bien es cierto que la negatividad crea un bucle en el que una emoción negativa trae pensamientos negativos, que traen más emociones negativas, … hay que buscar formas alternativas de romper ese círculo.

Fingir que se siente lo contrario no es suficiente.

El primer paso es comprender qué es lo que te está pasando. Y a menudo las razones que se te ocurren no son las correctas.

Poco a poco, te conviene ir aprendiendo a modificar tu forma de sentir.

Disciplinarte para apreciar las pequeñas cosas que ya tienes, lo que de positivo hay en tu vida.

Obligarte a crear proyectos y sobre todo, darte cuenta de lo que de verdad necesitas para tu vida, con independencia de lo que los demás piensen.

Es un proceso que puede llevar su tiempo, con momentos en los que parece que has retrocedido, pero no te dejes engañar.

Modificando poco a poco tus emociones, las personas que te rodean comenzarán a decirte que has cambiado,

Poco a poco notarás cómo se te irá abriendo un futuro, cómo los días buenos son más que los malos y cómo se te abre una nueva vida.

Pero es algo que tienes que hacer tú.

Por desgracia, no existen fórmulas mágicas que te cambien la vida al instante.

Depende de ti, de tu comprensión, de tu esfuerzo y de tu constancia.

Pero te puedo asegurar que de la desesperanza se sale: lo he visto docenas de veces.

Y todas esas personas que he conocido, que han sabido cambiar la dirección de su vida, son ahora mis héroes particulares.

Te invito a que reflexiones sobre todo esto.

Y a que no te dejes cegar por los momentos de dolor.

La oscuridad que percibes no es real, es producida por tu situación actual.

Y como todo, también pasará.

Por lo tanto, mantén en mente que el mejorar tu vida está en tu mano.

Todo lo demás, es cuestión de tiempo.

Ya lo verás.

Un saludo.