No hablamos de dietas, belleza o sexo.
Ni tan siquiera del lenguaje no verbal.
No, hoy hablamos de esos mensajes íntimos que el cuerpo nos envía continuamente.
Tenemos la mala costumbre de ignorar éstos mensajes, y tal vez no nos damos cuenta de que se me tensan los músculos porque estoy con personas que no me gustan sin necesidad.
O puede que note molestias en el estómago porque no encuentro tiempo para sentirme en paz, aunque sea un rato al día.
La tensión en el cuello me avisa de que estoy soportando mayores cargas de las que convienen a mi salud.
Y el pecho oprimido e incapaz de coger aire me indica que me estoy angustiando.
Pero el problema es que hemos perdido la sensibilidad, que esas sensaciones se han convertido en algo habitual, de todos los días.
Por eso hay personas a las que les cuesta imaginarse la vida sin un nudo en el estómago: no saben que es una forma de ponerse a la defensiva para que los golpes de la vida duelan menos.
Y a base de ignorar todas esas señales, los dolores, tensiones y problemas de cada día desembocan en enfermedad, dolores, acidez o calambres… o algo peor.
Aunque no te lo creas, hay una rama de la Psicología, la Psicosomática, que estudia en profundidad todos éstos mensajes.
Y nos dice que intentar solucionar los problemas físicos sólo a nivel superficial, puede no ser muy efectivo.
No se trata de regodearse en el dolor: al contrario.
Se trata de escuchar lo que nuestro cuerpo, que nunca nos miente, tiene que decirnos.
Nos hablará de nuestros sueños, ilusiones, esperanzas y necesidades.
Y lo hará con total sinceridad.
Además, puede ser una gran guía para la vida, porque lo que hace que el cuerpo se sienta mejor, suele ser bueno para la persona.
Pero si quieres más información sobre éste tema, puedes visitar éste enlace para escuchar el audio.
Seguro que te gusta.
Mientras tanto, te deseo todo el bienestar del mundo.
Saludos.
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