Es el momento de dar un paso práctico y concreto.
Hoy vamos a aprender a eliminar de nuestra vida los lastres y cargas innecesarias que llevamos años arrastrando.
Estas cargas pueden ser relaciones parásitas, de esas personas que requieren mucho de nosotros y no nos aportan nada.
También pueden ser esas situaciones sociales en las que participamos para quedar bien y tampoco nos aportan nada.
O esos planes y proyectos que pertenecen al pasado y ya no pintan nada en nuestra vida.
También, a menudo, cargo con planes de vida o situaciones que otros han hecho que para mí sean importantes, aunque en el fondo sé que no son los míos.
A menudo se trata de una situación laboral en la que se me explota, que me impide desarrollarme, pero en la que me he acomodado.
A menudo se nos olvida que nuestro capital más importante es el tiempo y la energía de las que disponemos.
Solemos tener la tendencia a derrochar nuestros recursos. Y muchas de las personas que nos rodean están más que encantadas de aprovecharse de la situación.
Pero hay que comprender es que la mayor parte de las veces lo que nos ata a situaciones y personas indeseables es la sensación de culpa que sentimos cuando no lo hacemos.
Recuerda que si siempre te dejas llevar por la culpa, tu vida acabará siendo triste y miserable.
La culpa, de hecho, es algo que han introducido en mi vida para poder manipularme.
Por eso, ahora nos corresponde revisar qué o quién merece la pena en mi vida, quedarnos con lo que nos resulte enriquecedor o positivo, y dejar marchar, con inteligencia, todo lo que nos suponga una carga improductiva.
Recuerda que tus recursos son siempre limitados y has de decidir cómo los vas a utilizar.
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