Dicen los expertos que las tres próximas epidemias a nivel social son el estrés, la depresión y la soledad.

Lo cierto es que no hacen falta grandes estudios para verlo.

Es algo que ya está aquí.

Hoy nos ocuparemos de la soledad, un fenómeno tan doloroso como real.

Y es doloroso porque el ser humano es un ser social, hecho para interactuar con los demás.

Aunque hay personas que necesitan menos interacciones que los demás. Son las personas introvertidas, lo que no se considera como un problema o enfermedad.

El primer concepto que debemos conocer es que la soledad no es estar solo, sino sentirse solo.

Puedes estar rodeado de muchas personas, que incluso te quieran, y seguir sintiendo una profunda soledad.

Esa sensación depende de varios factores:

  • De si puedo hablar de cosas que para mí son importantes.
  • De si tengo el nivel de contacto físico que deseo.
  • De si soy capaz de salir de mi propia mente y mezclarme con el mundo.
  • De si soy capaz de empatizar y compartir sentimientos auténticos con los demás.

Todo esto va unido a mis necesidades particulares, que siempre son diferentes de una persona a otra.

Cuando una persona se siente sola suele buscar ampliar su círculo de relaciones, lo que en sí mismo está bien.

Pero a menudo se nos olvida que es más importante la calidad de las relaciones que la cantidad.

Hay muchos tipos de solitarios, pero de todos ellos, los que peor pronóstico tienen son los que asumen que siempre va a ser así.

A menudo lo que sucede es que la persona en concreto no ha encontrado un círculo de personas adecuado a sus necesidades e inquietudes.

Hoy en día disponemos de un medio fantástico para contactar con personas afines: Internet y las redes sociales.

Es cierto que un contacto virtual no suple  un contacto personal, pero es que no tiene por qué hacerlo.

El primer paso es contactar con personas afines, lo demás se irá añadiendo.

El segundo, salir de mi encierro interior hacia el mundo y descubrir qué es lo que la vida me tiene que ofrecer.

Y el tercero, ir rompiendo miedos e ir conociendo, con tiento, diferentes tipos de personas.

Estos son los primeros pasos, pero el más importante es decidir que quiero cambiar mi vida.